Habemus PEPE.

Dicen que cada veinte años aparecen un jugador que sobrepasará a todos sus contemporaneos, un representante idóneo del buen juego, el talento y la magia del futbol. Es así como fueron apareciendo los Pelé, Maradona, Cruyff, Cristiano Ronaldo, Messi, etc.
Sin embargo cuenta la leyenda negra que también hay una historia no contada en todo esto. Se dice que al mismo tiempo que surgen estas estrellas del buen juego y la excelencia con el balon, en las catacumbas infernales se gestan otro tipo de seres heróicos o mejor dicho antiheroes. Surcados por las cicatrices de la garra, la fuerza de voluntad, la mala intención, el mediocre juego con el balón en sus pies y sobre todo el ímpetu de su mayor lema "o pasa el balón o el jugador, pero nunca ambos". Es así como vimos nacer criaturas de la talla de Materazzi, Paolo Montero, Cannavaro y nuestro mesías Chiqui Chavarría.
Sin embargo hoy tenemos el honor de presentarles al nuevo apostol de esta raza guerrera, que de paso ha creado una jugada que puede considerarse la cúspide, la definitiva, la obra maestra de los gladiadores despreciados por las masas. Helo aquí, sin más presentaciones, la creación de Satán hecha carne y hueso, PEPE: